Las flores vampiro

Aquella primavera había en el pasto del monte muchas hierbas de un tipo muy especial, menudas, moteadas por arriba de flores púrpuras, y pegajosas, tanto que a veces se les veían diminutos insectos exhaustos adheridos al tallo o a las hojas. Una tarde, con la lupa de diez aumentos y las claves de flora, averigüéSigue leyendo «Las flores vampiro»

Selva

Hace millones de años… La niebla desciende por las laderas tapizadas de jungla. El vapor recorre las hojas de los laureles, de los tejos y de las enredaderas que cuelgan desde sus copas: hiedras, vides, madreselvas… Los troncos cubiertos de musgo empapado forman un laberinto de ramas y columnas retorcidas. En él se pierden conSigue leyendo «Selva»

El hipocístide

Lo vi por primera vez en un jaral de la Sierra del Relumbrar, en los confines orientales de Sierra Morena. Corría el mes de junio y la alta primavera terminaba; en la dehesa vecina el pasto empezaba a dorarse, presagio de la cercanía del verano al igual que los florones marchitos de las jaras. EranSigue leyendo «El hipocístide»

Plantas carnívoras

El río Mundo nace de una cueva que se abre a media altura en un colosal acantilado de las montañas béticas. Por esa gruta se accede a un laberinto subterráneo de galerías, cavernas y agua que mina ese calar. Nada más salir de semejante dédalo, el río cae por un precipicio de casi cien metros.Sigue leyendo «Plantas carnívoras»

Las bellotas

Las encinas las dan unos otoños en abundancia y otros escatimándolas, sin que sepamos por qué. Cuando están maduras, su piel se vuelve marrón intenso y tienen un sabor parecido al de las castañas. Al abrirlas para pelarlas, su carne color crema también recuerda a ese fruto seco. Pero conviene revisar bien la bellota antesSigue leyendo «Las bellotas»