Las abejas solitarias

No es para ellas la multitud bulliciosa de la colmena, ni privarse de criar a su propia prole para delegar la reproducción en una reina madre que les haga una hermana tras otra. No, las abejas solitarias llevan sus asuntos de manera mucho más individualista. Las une su dieta de polen y néctar; las separanSigue leyendo «Las abejas solitarias»

Historia de un cardo

Érase una vez un cardo borriquero. No un cardo mayor que algunos jugadores de baloncesto, como las tobas Onopordum, ni endeble y herbáceo al estilo de Atractylis cancellata, con su jaula de espinas protegiendo las flores a menos de un palmo del suelo. No, este cardo era un auténtico Cirsium vulgare, y eso significa grandesSigue leyendo «Historia de un cardo»

El eterno retorno

Crece arropada por un manto hecho de sus propias hojas muertas. Bajo la encina, la hojarasca se descompone lentamente, liberando a la tierra unas sales minerales que nutren al árbol. Así la encina se recicla a sí misma. Los seres encargados de descomponer sus hojas forman uno de los mundos más asombrosos de cuantos escondeSigue leyendo «El eterno retorno»

Andanzas de un pulgón

Cuando en Europa crecían selvas de laureles, con palmeras y magnolias, ya había en ellas lentisco. Hoy, unos diez millones de años después, este arbusto, pariente del pistachero, alegra los matorrales mediterráneos con sus hojas resinosas, de un vivo color verde hierba. En una de ellas deambula un pulgón, verdoso y rechoncho; vamos a seguirSigue leyendo «Andanzas de un pulgón»

La ciudad de las abejas

Cuando el sol asciende hacia el sur, empiezan los zumbidos. El camino donde se oyen conduce a un vado del río Jabalón donde beben agua las gangas y diversos pájaros; hay por allí también un talud terroso donde los abejarucos excavan sus nidos. Pero en esta historia prestaremos atención a un mundo mucho más pequeñoSigue leyendo «La ciudad de las abejas»

El saetón

Por toda la Sierra Morena y sus aledaños se oyen a veces historias sobre el saetón, una serpiente extraordinaria. Unos dicen que es descomunal, otros cuentan que hinca la cabeza en el suelo y da latigazos con todo su cuerpo al desdichado pastor o cazador que acierta a encontrárselo. Para algunos sería negro, para otrosSigue leyendo «El saetón»

El bedegar

Las ruinas del molino de agua apenas podían reconocerse: la base de algún muro derruido, una hondonada sin relación con la orilla natural del río, y poco más. Las había conquistado un bosquete de ribera con álamos, olmos y zarzas. Unos rosales salvajes crecían en el ribazo que daba a esos restos de un pasadoSigue leyendo «El bedegar»

Lemniscata

La siguiente cadena está basada en las dietas auténticas de sus eslabones, y aunque en la naturaleza no suelen concatenarse tantos, al no ser imposible solo es cuestión de tiempo que suceda. El búho real luchó contra un águila culebrera que había en su territorio, y la mató y devoró, cosa que pocas veces seSigue leyendo «Lemniscata»