Todavía era de noche cuando llegué a la orilla, y la luna llena casi tocaba el horizonte. Por el sendero de camino al risco, vi sobrevolar aquellos cerros pelados a los murciélagos, como mosquitos contrastando con el color rosa del cielo por el este. Regresaban de su jornada nocturna los martinetes, esas garzas de laSigue leyendo «Desde un risco»